La espinaca es una fuente de vitamina A y vitamina C. Esta última es un potente antioxidante que mantiene la salud de la piel y la función inmunológica. La espinaca tiene un alto contenido de vitamina K1, que es necesaria para la coagulación de la sangre.
El ácido fólico que contiene la espinaca es importante para las mujeres embarazadas y necesario para el funcionamiento normal de las células y el crecimiento de los tejidos.
La espinaca es una excelente fuente de hierro, que ayuda a producir hemoglobina, la cual transporta oxígeno a los tejidos del cuerpo.
El calcio presente en la espinaca es necesario para la salud de los huesos y es una molécula de señalización importante para el sistema nervioso, el corazón y los músculos.
La espinaca también contiene potasio, magnesio, vitaminas B6 y E, y otras vitaminas.
La espinaca contiene yodo, por lo que tiene un efecto beneficioso sobre el funcionamiento de la glándula tiroides.
El consumo de espinaca es muy beneficioso para la salud ocular, ya que contiene luteína y otras sustancias que protegen las células nerviosas y previenen enfermedades graves como la degeneración macular.